Lidl trabaja desde hace años para reducir el desperdicio alimentario, marcándose como objetivo minimizarlo en un 30% hasta 2025 y en un 50% hasta 2030. Para ello, la compañía implementa distintas medidas de carácter preventivo y reactivo, como una eficiente planificación y gestión de su surtido con pedidos optimizados y ajustados, aplicación de descuentos o la búsqueda de una segunda vida para el excedente de determinados productos.
Medidas
Pedidos óptimos y ajustados
Se realiza un control constante del stock en las tiendas a través de aplicaciones informáticas para saber qué productos se tienen que pedir en función de la demanda y con cuánta antelación.
Control diario de fechas
Si no se cumplen las expectativas de ventas de determinados productos, se aplica un 30% de descuento a cada uno de ellos al acercarse la fecha de retirada de venta.
Gestión de reutilización
El subproducto de alimentación seca (pan, harina y pastas) de las plataformas logísticas de la península se destina a harina para pienso de animales agrícolas. El subproducto cárnico se reserva para harinas para petfood o se destina a biogás o valorización energética.
Donación de alimentos
Lidl colabora de forma permanente y continuada con unas 40 ONGs locales con el objetivo de dar salida a aquellos productos que generalmente se encuentran próximos a su fecha de caducidad y carecen de valor comercial no siendo, en consecuencia, aptos para su venta, pero sí para su consumo. Solo en el último año, la cadena donó cerca de 3 millones de kg de alimentos.